#ElPerúQueQueremos

Alessandra Cavagnaro

Publicado: 2011-05-26

"Si entro a mi Hi5 saldría horrorizada"

Desubicaína pura

Una canción de The Sacados (esas noventeras que me fascinan) reza: "la puntualidad es un defecto si no se tiene paciencia". Efectivamente, el ser puntual es algo que exijo y admiro en el resto de mortales pero que, curiosamente, no suelo practicar con el dolor de mi vergüenza. La misma vergüenza que hace llevarme las manos a la cara cuando logro ubicarla desde el otro extremo de la calle donde debimos encontrarnos treinta minutos antes. Sentada en unas escalerillas, hace gala de la mejor de sus sonrisas y no es hasta que me encuentro frente a ella que, sutilmente, me recuerda a toda mi familia y maldice mi probable descendencia. Todo esto sin perder la sonrisa. "La Cavagnaro" es así, sonríe hasta para mandarte bien lejos.

Camino cogido de su brazo mientras le explico cómo nació la idea de este nuevo proyecto. Me escucha con curiosidad y se contagia de mi entusiasmo. Para ser una tarde de sábado, San Borja luce más desierta de lo habitual, con un sol que peca de milagroso en otoño y que, en el fondo, ambos agradecemos.  Cuando por fin logramos sentarnos en una banqueta de cemento, caigo en cuenta de lo raro que me siento al entrevistarla, porque no es la primera vez que hablo con ella pero sí la primera que intentaré hacerlo en un modo "formal". Claro, fracasamos en el intento. La popular "desubicada" tiene un nosequé, que mezclado con naturalidad, hace que la confianza fluya sin uno proponérselo. Aún así, se reconoce como una persona a la que todavía le cuesta confiar en la gente.

A desenredadazo limpio

Bloggera, twittera, tumblera... Todo debe tener un inicio, ¿Cómo llegaste a las redes?

En realidad, a todo me he metido por no quedarme atrás. Al principio, cuando me hablaban de cada una de las redes sociales, siempre decía "no me interesa". Pero, al final, la curiosidad siempre ha podido más. Desde el colegio empecé con el msn y el Hi5, y para mí era la cosa más emocionante del mundo. Cuando alguien me decía "te dejé un testimonial", era alucinante. Recuerdo también que, cuando era chibolaza, me metía a Latinchat súper afanada y me sumergía horas.

¿Latinchat?¿Hi5? Eso ya fue

Sí, pero, bueno, todos empezamos así. Ya después de un tiempo, mi enamorado de entonces que, en ese momento se encontraba en Estados Unidos, me habló de Facebook porque era algo que allá la estaba rompiendo. Yo ni enterada, pero por stalkearlo me creé uno y me encantó ver que sin habérmelo creado antes, no sé como , ya tenía un montón de amigos. Me quedé y me olvidé de Hi5; es más, ahí debe seguir, pero estoy segura que si entraría a verlo saldría horrorizada.

¿Por qué? No me digas que tú también reniegas de Hi5

No es que reniegue, lo que pasa es que debo confesar que yo soy una ex-amixer (risas). Tuve mi etapa oscura, cuando era bien mocosa, en que escribía con mayúsculas y minúsculas intercaladas, o que ponía Z en lugar de S adrede. Ya con el tiempo me he vuelto una maniática de la ortografía y no lo soporto.

¿Y no es inconsecuente criticar a la gente que escribe así, si tú lo hiciste alguna vez?

Un poco, pero es que en realidad yo era chibola, o sea, puedo entender que con once o doce años escribas así, pero no con quince o diecisiete. Es como que miro atrás y digo que ya superé esa etapa.

¿Twitter tampoco te interesaba?

Ni sabía qué era. La primera vez que oí sobre él fue por las últimas elecciones norteamericanas. Obama lo utilizaba para su campaña y mucha gente mostró su apoyo a través de Twitter y el resto de redes pero, aún así, seguía sin llamarme la atención. Fue un amigo quien me insistió a crearme una cuenta porque, según él, era lo máximo, así que, por probar lo hice y ahora no hay día en que no tuitee.

¿Adicción?

No, tampoco es que no viva sin él, pero me encanta esa interacción virtual, enterarte de noticias antes que en otros medios y ver los comentarios de la gente sobre ellas. Y si bien no he entrado a Twitter con la intención de conocer gente, me da gusto haber conocido a algunas personas geniales sin habérmelo propuesto.

Tu blog Habla, Desubicada es cosa aparte. ¿Cómo te animaste a abrirlo? Mi blog es mi bebé. Es más, recuerdo que al principio utilizaba Twitter sólo para promocionarlo. El gusto por escribir me nació por una depresión amorosa (risas). Estaba un poco bajoneada y si, por ejemplo, se lo contaba a una amiga, terminaba aburriéndola porque ya parecía disco rayado. Así que empecé a escribir lo que me pasaba y después de un tiempo se lo enseñaba a un par de personas que me decían que lo hacía bien y que debería seguir haciéndolo, pero yo nada que ver. Fue luego de un viaje a Europa que decidí crearlo. Para evitar mandarle un e-mail a cada persona que me preguntaba cómo me estaba yendo, lo posteaba en el blog y dentro de mí decía "Listo, ahí está. No me molesten".

Hoy ya tienes lectores fieles, y me llama la atención el afán que tienes en responder todos los comentarios que te dejan en cada post

Ah, sí; eso me fascina. Leo y respondo todos porque me parece alucinante ver la reacción que genera lo que yo puedo llegar a escribir. A veces me encuentro con gente que ha visto un post desde el lado totalmente opuesto del que lo escribí y me sorprende. Obviamente, hay algunos comentarios que no son muy agradables y me ponen un poco picona, pero igual los publico y los contesto. Me gusta que a la gente le guste; eso me obliga internamente a seguir haciéndolo y a darles más. Yo tengo una necesidad de satisfacer a la gente, en el buen sentido de la expresión, claro.

La cúspide de tu popularidad en internet ha llegado con Tumblr. Me he topado en Twitter con gente que te agradece porque les alegraste el día con él o porque haces más llevaderas sus horas en la oficina

¡Sí! Eso es súper bonito, incluso hay algunos que me han dicho que se han creado Tumblr por mí. Como con las redes anteriores, al principio también dije "no me interesa", pero terminé encontrándole el gusto y he ganado muchos seguidores en Twitter gracias a él. Imagino que les "alegro el día" porque yo lo utilizo para reírme de un montón de cosas y para publicar fotos que a mí me parecen graciosísimas, así que felices todos.

¿No crees que las redes le han quitado un poco de vida a las personas? Hay muchos que se refugian en ellas porque no tienen una vida más allá de Internet

Pero es válido. Conocer gente a través de las redes no tiene nada de malo. Lo malo, creo, es darle prioridad sobre otros tipos de interrelación y utilizarlas en exceso también. Yo reconozco que es algo un poco difícil porque yo misma a veces me he dicho "ok, hoy voy a utilizar Internet sólo hasta las cuatro y luego me pongo a estudiar". Al final, son las diez de la noche y sigo ahí. Pero es que hay días en que, por ejemplo, Twitter está super activo por una noticia o un hashtag, y en días así me encanta sacarle provecho.

Me quedo pensando en la lógica de su respuesta cuando me sorprende un pequeño silencio seguido de una carcajada. "Oye, ahora que recuerdo bien, cuando apareció el latinchat yo me metía a hacer amiguitos. Una vez me puse a conversar con un pata y me envío su webcam. Relajada, yo acepto y aparece un pene. (risas) ¡Nunca más me dieron ganas de buscar amigos por un chat!"

Alessandra Cavagnaro Dam apenas ha empezado a recorrer la base dos. Estudia Comunicaciones en una conocida universidad privada de Lima, pero sueña con trabajar en publicidad. Hacer que la gente se convenza de comprar un producto gracias a lo que ella podría escribir sobre él, para ser más exactos. El tono de su voz, entre grave y grueso, hace que escucharla se transforme en una sensación muy particular, difícil de describir. Tiene que usar anteojos porque sin ellos no ve a más de un metro de distancia, pero prefiere los lentes de contacto. Estudió en el Santa Úrsula, pero se apresura en aclararme que las monjas están bien tranquilitas lejos de toda influencia que pueda dominar al alumnado. Le pone nombre a sus objetos más preciados como su carro (que si hablara daría más de una razón que aclararía el apodo de su dueña) y su computadora,  Abelardo y Sofi respectivamente. Le encanta la música pero siente predilección por el rock en inglés y el español ochentero. Detesta el perreo y la música electrónica le desespera. Para vestir es naturalmente informal, lo que la hace, por demás, atractiva. Odia el maquillaje, tanto así que las veces en que ha recurrido a él han sido por obligación y están contadas con los dedos de la mano. No le gustan las joyas, aunque sonríe al recordar sus años de pubertad, cuando se llenaba el brazo de pulseras de metal sólo porque le gustaba el sonido que producían al chocarse. En algún momento reconoce haber sido pituca en el sentido más atorrante del término, pero le agrada verse hoy y entender que la madurez ha puesto una tácita barrera entre aquella Alessandra y la actual.

¿Llegaste a rozar el racismo?

No sé si lo rocé, pero era una influencia que, felizmente, hoy -con una personalidad ya formada- no he adoptado. No es que haya sido racismo puro tampoco, pero era como una idea de que "cada uno tiene que estar en su lugar", algo totalmente absurdo. Me fastidian otras cosas más importantes de la gente más allá de la raza que tengan.

Lima es una ciudad donde estamos muy mezclados, y quizá eso es lo bonito de ella. ¿Cómo es Lima para ti?

Es una ciudad difícil, y a eso iba cuando te decía que habían otras cosas que me molestaban más. Me molesta, por ejemplo, el no poder confiar en la gente. Esa sensación de querer hacerlo y que haya algo que te lo impida es horrible. Una vez, estaba manejando y atrás una ambulancia pedía el paso con su sirena estridente, bocinazos  y a gritos por megáfono, y más adelante, no sé cómo, abrieron la puerta trasera y no había nadie. O sea, si no puedes confiar ni en quienes manejan una ambulancia y te piden ayuda porque supuestamente alguien está muriendo dentro de ella, ¿qué puedes esperar?

En cuanto a sus relaciones sentimentales, recuerda algunas con mucho cariño, pero otras prefiere ni imaginar que existieron. Le gusta ser independiente al punto que no soporta la idea de que alguien le invite algo a menos que ella no tenga con qué pagarlo en ese momento. "No sé, me hace sentir inútil". Es la segunda de tres hermanas, lo que hace identificarme con ella, pues soy también el segundo de tres hermanos. Sin embargo, confiesa que no tiene una confianza plena con ellas, lo que me identifica aun más.

¿No se llevan bien?

Nada que ver. Es decir, no tengo confianza en el sentido de contarles todas mis cosas hasta el último de mis secretos, pero eso no quiere decir que no las adore. Es más, ellas tienen más confianza entre ambas, pero cuando nos juntamos las tres la pasamos genial. Es sólo otro tipo de relación.

Gracias a tu blog muchos hoy conocen a la "Mamina"

La "Mamina" es mi abuela materna, y es el ser a quien siento que más quiero. A ella a veces me provocaría contarle mis cosas, pero no lo hago porque siento que podría hacerme llorar (risas). Toda la familia se reúne los viernes a comer en su casa, y es de los momentos que más disfruto durante la semana, y donde mejor se come también.

La imagino como todo un personaje

¡Lo es! Por ejemplo, en su casa nunca vas a encontrar nada negro, absolutamente nada, porque, según ella, es el color de la muerte, y creo que eso dice mucho de cómo es en realidad. Y cuando nos sentamos a la mesa los viernes, no podemos ser trece. O somos doce o catorce, pero nunca trece, sino uno se sacrifica y a comer a la cocina.

Ya siento que la quiero. ¿No te parece alucinante que lo haga porque leí sobre ella en tu blog?

Ya te lo dije: mi blog es mi bebé. Escribir me encanta. He descubierto en ello una forma de desahogarme, de reírme de mí misma, de transmitir buena onda. Y es bravazo porque es todo un proceso. Desde que me viene una idea y tengo que buscar una servilleta o un papel higiénico para escribirla, hasta luego plantearlo en la computadora y no parar hasta revisar que esté hasta la última coma bien puesta. Recién allí puedo decir: "está perfecto".

Esa perfección se hace notar en la seguridad que transmite con cada palabra, lo que puede llegar a ser intimidante si uno pretende dárselas de muy vivo con ella. Y esa seguridad se contradice con el nerviosismo que (según su propia confesión, porque sino no me daría cuenta) le produce el que la miren fijamente a los ojos por más de cinco segundos. Seguridad que explica el por qué de sus tweets claros y que defiende, así la azoten, porque encierra en cada grupo de 140 caracteres su forma de pensar y ver las cosas. Tiene, a la vez, un sentido del humor exquisito que es contagiante, pero que pocos logran seguir y entender. Es ese sentido del humor el que hace que, una vez apagada la grabadora, no deje de reírme a carcajadas mientras seguimos conversando (de cosas ya más personales) por la San Borja desierta que me regaló otra tarde alucinante con ella. Sólo dejamos la risa y volvemos a tomar aire cuando se detiene y gira la nuca un par de veces. "Oye, ¿dónde diablos estamos?". Créanme señores, así da gusto desubicarse.


Escrito por

Ginno

Casi periodista.


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